Lianas, plantas y árboles maestros.

En el amanecer del mundo, cuando los árboles eran jóvenes y llenaban cada rincón con su aroma y fresco aire, sucedió un gran milagro. Vinieron los espíritus de Los Cielos a conocer la Tierra, y se enamoraron de su abundancia. Muchos de estos espíritus decidieron vivir dentro de las ramas de los árboles. De esta forma, sus poderosos troncos empezaron a recibir el conocimiento celestial y lo enraizaron a la fértil tierra. Aprendieron sobre otros planetas, sobre las estrellas y descubrieron memorias de lugares inaccesibles. Entonces los árboles se transformaron en sabios y grandes maestros, que decidieron transmitir estos conocimientos. Poderosas lianas, amorosas plantas atrajeron a muchos humanos y animales a sus faldas. Los hicieron tener sueños, a otros les hablaron directamente. Les enseñaron la preparación de antiquísimos brebajes, todo acompañado de recomendaciones, advertencias y sermones, para hacer florecer espiritualidades dormidas.

Toda persona que comiese de los frutos o bebiese de la resina de los árboles, obtendría, en menor o mayor medida, un conocimiento sagrado, que rejuvenecía sus corazones, germinaba creatividades y abría ojos cegados.

Hoy en día se cree que se talan a los sabios maestros árboles para aprovechar su madera. Pues la verdad, es que se está intentando quitar estos bastiones de protección y sabiduría que aún se mantienen en ciertas zonas, como en la Amazonía. Si este mito te alcanza, si en ti se genera un sueño donde puedes ver en la verdad de estas palabras, cuida y venera a los maestros de la tierra. Quizá podamos revertir y reverdecer las arterias de ella, o por lo menos elevar rezos para atraer la sanación.

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