Desde el centro, un recordatorio para cuando no estoy en él.
- Rama
- 29 oct 2018
- 3 Min. de lectura
[Escribí este texto hace meses, una vez lo subí y lo borré, lo encontré demasiado personal. Hoy lo vuelvo a poner, ya que me ha servido mucho como chaleco salvavidas en momentos en los que no me encuentro en mi centro. Pienso que quizás a alguien más le sirve, y lo dejo aquí con mucho amor]
Es tan infinito el recorrido de irse conocimiento a una misma. Y es aún más sorprendente cuando se hace de la mano de espíritus guías. Estoy en el camino del vegetalismo amazónico, un camino de curación y de estudio de las plantas maestras de la selva, donde se alcanza una poderosa unión con ellas. Conocer la voz de la naturaleza de primera fuente a muchos les parece un cuento, como el de Carlos Castañeda. Sin embargo existe, y ellas me han enseñado muchísimo desde el primer momento, y ahora me encuentro digiriendo el conocimiento adquirido en mi último viaje a Perú. Es por esto que lo escribo. Poner en palabras aquellas experiencias me hace aterrizar el proceso. Empiezo por decir que no sé si lo que escribo será comprensible para alguien que no conoce lo que es el vegetalismo. Conforme he ido avanzando, temas simples se repiten una y otra vez, aunque cada vez con una profundidad mayor. Voy recabando en mis raíces y en mi condición como individuo en esta sociedad, y siempre aparece el tema de amarse a si mismo. Amarse como medio y como fin para protegerse y cuidarse. El amor no permite que haya agujeros en el cuerpo sutil por donde pueda entrar mala energía, y a su vez, estabiliza los chakras de la búsqueda egoica incesante. Sentirme en paz en este momento, con la vista clara y sin querer buscar aquello que me llene por medios externos. Pienso que esto puede sonar a cliché para quien lo lea, pero creo que es muy diferente cuando la comprensión de estas verdades fueron vistas con los ojos del espíritu. Una vez más, he ahí la ventaja de tener a poderosos espíritus curanderos de maestros. Ahora, estas dos últimas semanas, pude ir más allá. Avanzar a la confianza y la seguridad, tanto en mi como en Dios y en mis guías. Cuando no tengo confianza en mi misma, la mente divaga obsesivamente en buscar errores, dudas o malos pensamientos, abriendo la puerta a la mala energía. Entonces mediante repetición, vuelvo una y otra vez a la concentración en el presente, a centrar la mente a un estado meditativo. De esta forma puedo empezar a transformar hábitos que se conformaron en mi desde muy pequeña: observando la mente, los pensamientos, deteniéndolos y cambiándolos por calma. Este punto lleva a lo que podría resumir muchos de mis aprendizajes en el vegetalismo: cambiar los hábitos para sanar y transformar mi vida. Y el tema del amor, la calma y la concentración en el presente me ayudan a no entrar en ansiedades por avanzar más rápido, a no llegar a pensar en el resultado más que vivir el proceso, a tenerme paciencia, a no entrar en colapsos y tener paz aún entre medio de tanto cambio y movimiento de energía. Aunque creo que este texto alude a muchas cosas que pueden no ser familiares para cualquier persona (vegetalismo, plantas, etc), creo que lo central sí lo es. Todas las personas, sabiéndolo o no, están estamos en una búsqueda. Cuando no lo sabemos, buscamos llenarnos en los placeres, las distracciones, los objetos, las personas, las ideologías, etc. Cuando sí lo sabemos, buscamos restablecer el equilibrio y la conexión con la naturaleza, nuestra espiritualidad y Dios, ya que en la condición del mundo actual, donde la destrucción y el caos busca ganar más y más lugar, nos empezamos a sentir más y más vacíos. Hablar de amor, de confianza, de meditación y de sintonía es importante para mantenerme en mi centro, en la calma, en la respiración, el el ahora y serenidad.

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