Mirar hacia adentro.

Rama Tronco
10 jul 2019
3 Min. de lectura

No voy a mentir. Hace tiempo he estado menos conectada con mi práctica espiritual. He meditado y practicado menos. El ego parece siempre encontrar buenas excusas, resistencias, y se va poniendo más gordito y perezoso. Aunque tampoco me permito perder esa conexión, eso jamás <3 .Me he propuesto ir retomando la práctica de yoga cada vez más, especialmente con la intención de abrir mi cuerpo para canalizar el parto. Y en estas luchas con la resistencia, mis sueños siempre van dando indicaciones.

La conexión con mis sueños jamás me abandona, especialmente desde que comencé el trabajo depurativo con plantas maestras. Ellas restablecen el puente de unión con el mundo espiritual, algo que se ha ido perdiendo a medida que la sociedad se desconecta de la naturaleza. Y así es como a través de los sueños veo la importancia de mi práctica de yoga, con maestros oníricos que dan tareas. Vale decir que hace un buen rato me enfatizan esta necesidad, aunque a veces me distraigo entre otras cosas. Por ejemplo, ayer instalé el yogamat en la pieza, y luego comencé a hacer otras cosas. Entonces anoche soñé claramente que este maestro saludaba a los asistentes de su clase, y luego indicaba "suficiente de palabras, no desaprovechemos ningún minuto, cerremos los ojos, miremos adentro y vamos a X postura" (era utkatasana contra la pared). De esta forma, pude sentir que el mensaje era una ayuda, un empujón para obligarme a comenzar sin perder ese pulso y con el objetivo de mirar hacia adentro con urgencia, que es algo que se nos olvida tanto. Y así hoy estiré mi yogamat y antes de pensar en cualquier cosa, cerré los ojos.

¿Por qué es que quiero compartir esto? Algunos saben, otros ignoran en qué medida es relevante mirar hacia adentro. A mi me pasó que no fue hasta hace un par de años, con la meditación, que entendí más claramente esto. Antes caminaba bastante cegada, confundida y desconectada de lo que pasaba en mi interior. Y luego con el trabajo de las plantas amazónicas conocí en profundidad mis hábitos energéticos. Por ejemplo, sé que tiendo a acorazar el corazón en el día a día con miedos, si es que no me permito concentrarme fijamente y sin distracción en sentimientos amorosos. Sé que no experimenté el amor propio hasta que me fue revelado en un sueño, donde a través de un abrazo materno, sentí toda mi energía centrarse, atravesando el corazón, y mostrándome que no es más necesario buscar en otra parte. Eso está en mi. Todo pareció detenerse en calma.

Esto que narro fue en lo que me concentré en mi meditación de hoy. Sentía mi energía desperdigada, fuera de centro, queriendo apuntar en cualquier dirección. Sólo en este silencio y mirada fija en el corazón fui sintiendo como la paz vuelve a habitarme. Como se aclaran las confusiones. Recordar como no necesito buscar ninguna de estas cosas en nada que me ofrece el mundo. Y le agradezco a mi cabecita y sus pensamientos por hacerse a un lado por un momento. Sé que la constancia solo la iré encontrando en el trabajo y profundización de la disciplina, aunque también en la paciencia y su equilibrio.

Conectarnos con nuestra esencia es reestablecer la conexión con lo divino, la seguridad, el amor, la confianza, la paz. Quizás suena algo ajeno, si es que no se ha experimentado, y esa es la razón de ser de este escrito: instar a quien lea a buscar, pero no hacia afuera. No en pantallas, en personas, en aprobación, en cosas.

¿Cómo puedo partir? Pues puedo recostarme boca arriba, cerrar los ojos, relajar el cuerpo y visualizar el corazón. Sentir qué cosas lo abruman, qué cosas me quitan la paz. Y luego imaginar que se deshacen en un sentimiento de amor, que cada vez pongo más fuerza y concentración en mantener y alimentar. No es necesario decir nada, solo sentir estas cosas. Si surge la distracción o el deseo de huir, retomo cuando perciba que ocurre. Intento permanecer hasta diluir gran parte (o todo) lo que me aproblema en ese momento.