Alimentar el espíritu desde los cimientos y creatividad
- Rama
- 25 abr 2019
- 2 Min. de lectura
Hace unos pocos días tuve la suerte de visitar a una amiga y de conocer su casa, hecha por ella misma, de forma ecológica. Este encuentro vino a reflejar, como en un espejo, mi proceso de aprendizajes del último tiempo. Sí, porque en su casa vi parte de su espíritu y corazón, en cada pared, en cada forma, conectados con coherencia, como por ejemplo. en la circularidad de su construcción. Hermoso ver la sencillez, el amor y la creatividad en cada detalle. Y me hace observar la hermosa sincronía de la lección que la vida me ha estado enseñando estos últimos meses.
Desde Diciembre mi vida empezó un cambio drástico, desde que fui a estudiar yoga a India y me di cuenta (allá) de que estoy embarazada. Estuve gran parte del verano fuera y luego de llegar, mi casa empezó a ser remodelada y he estado unos meses más lejos de ella. También mi situación laboral cambió, y ahora trabajo más horas y no haciendo clases de yoga, como solía ser. Por otra parte, ni mi cuerpo es el mismo, y he estado conociendo otra forma de vivir con él, y no puedo negar que ha sido desafiante. No he tenido la misma energía de siempre, de hecho, mucha menos, pero no lo digo a modo de queja, pues creo que la vida me quiere enseñar algo valioso cada minuto. Y siento qué, tal cual carta de tarot “la torre”, de alguna forma las paredes de mi casa -mi vida- han caído y están tomando una nueva forma, una que aún no sé cómo ha de ser. He transitado estos tiempos un poco más lejana de mi misma, un poco menos en conexión (por las circunstancias descritas), pero no por eso aprendiendo menos. Voy engrosando ciertas certezas que ya tenía y también generando nuevas ideas.

Sí, una vez más vuelvo a comprobar la necesidad del bastión de mi libertad y creatividad, específicamente en cuanto a lo laboral. Siempre he sido fiel creyente de la autogestión más allá de su aspecto económico: es vital generar proyectos que vayan en sintonía desde y con el espíritu propio, conectando ideas, sueños, personas y realidad. Si no soy coherente con esto y adopto, como ahora, una extensa rutina que no confluye con eso, mi espíritu pierde una de sus fuentes de nutrición, y empiezo a entender más a tantas personas que parecieran ya haber llegado a morir en esa vida. A pesar de eso, creo que de esto he aprendido a seguir adelante, tener determinación en mi objetivo, ser más paciente y empática. Y no solo debido a eso, sino también a esta nueva forma de ser de mi cuerpo, pues ahora muchas de las cosas que antes tomaba por sentado de él, ahora parecen un desafío.
En otras palabras, sí, tanto mi casa física y espiritual están cambiando profundamente, pero sólo para ser más grande, fuerte y coherente con las fundaciones que ya tenía, abriendo un nuevo espacio para más sueños, nuevas personitas y vivencias. Y es necesario agregar que esta construcción tendrá la impronta personal, del espíritu, de las ideas tejidas cada vez con mayor coherencia, pues es fabricación hecha a mano, artesanal y del corazón.
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